Las capacidades creativas e innovadoras del hombre no tienen límites. A decir verdad, sería imposible enumerar los inventos que ha hecho el hombre para optimizar este tema de las comunicaciones por medios tecnológicos. Pero sin subestimar ni menos preciar alguna de las soluciones creadas bajo códigos y algoritmos, me permito destacar en este artículo una herramienta que ha sido fruto del perfeccionamiento de la tecnología; los robots virtuales o chatbots, más conocidos como asistentes virtuales, que no son precisamente las maquinas metálicas con forma de figura humana que nos han mostrado las películas futuristas.
Los robots virtuales tienen raíces desde los años 60 cuando en el instituto Tecnológico de Massachusetts, Joseph Wiezenbaum creó el primer simulador de lo que sería una conversación entre máquina y hombre, pero este dialogo escrito se ha ido perfeccionando a través del tiempo, haciéndolo más dinámico, al punto de incorporar inteligencia artificial o tecnología cognitiva a los sistemas desarrollados, logrando así, que las maquinas además de hacer texto, hablen con las personas manteniendo una conversación bajo lenguaje natural, mejorando la interacción con los clientes y optimizando experiencias.